Para devoción, oración y meditación
Vengan a mí, todos los cansados y atribulados, y yo los haré descansar. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraran descanso en sus almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.
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Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos.
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Pues si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
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Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama a quien da con alegría.
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De manera que decimos confiadamente: El Señor es quien me ayuda, no temeré ¿Qué podría hacerme el hombre?
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