Para devoción, oración y meditación
Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
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Porque el anhelo profundo de la creación es aguardar ansiosamente la revelación de los hijos de Dios.
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Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos.
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Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.
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Adquirir sabiduría, cuánto mejor que el oro, y adquirir inteligencia es preferible a la plata.
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